miércoles, 6 de octubre de 2010

Raíz en descomposición

Hola mamá, te escribo para decirte que me estoy pudriendo en este lugar. Que sí, que lo noto desde hace tiempo. Mis entrañas se han oscurecido, se han ido retorciendo con el paso de los días hasta dar la vuelta sobre su misma piel. Se ha marchitado la flor de la curiosidad que tanto brilló años atrás, y que ahora, cuando más la necesito, flaquea sobre su tallo hueco, inestable. He de decirte que ese anhelo de viaje que en mi alma habita no es causada por falta de amor a tu persona, ni al lugar natal ni a sus recuerdos. Creo atisbar que más bien es por un amor más grande, sino personal hacia la vida, que me lleva a querer vivir cada etapa de mi camino en su totalidad con todo lo que ello conlleva. No hay lugar aquí para mis sueños. Los invisibles muros de esta ciudad los ahogan a cada paso, a cada aliento... No es físico mi malestar, tengo cama, tengo comida, "tengo" dinero...es eso lo que tú me brindas desde que tu primer amor se volvió remoto, mas has de comprenderme, ahora necesito algo más, algo más que tú no puedes darme, pero no te entristezcas por ello. No te entristezcas por lo que no puedes proporcionarme en esta inmediata situación vital, pues no te culpo por tal hecho y asumo, al igual que tú debes asumir que ahora empieza mi verdadero camino y que has de dejarme marchar. Tú me lo has dado todo hasta entonces, pero ha llegado el momento de explorar y vivir mi elección, y eso es algo que no puedes impedir ni solucionar como si se tratase de un capricho infantil, creo que, todo eso quedó atrás y es algo mayor lo que hoy, definitivamente, me empeño en hacerte comprender. Mientras tanto sigo descomponiéndome intrínsecamente en la amargura de este camino, tapiado en ambas direcciones.

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El ojo que ves no es ojo porque tú lo veas; es ojo porque te ve.
Antonio Machado

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