lunes, 31 de mayo de 2010

El existencialismo afectado de César

Carla: Estoy viendo vídeos que denuncian el individualismo.
César: ¿El individualismo? ¿Qué tipo de individualismo?
Carla: Social, moderno
César: Tendrás que explicarlo, que yo de esas cosas no sé.
Carla: Producto de las sociedades capitalistas. Relaciona cómo influye la filosofía de Freud en la sociedad por medio de su sobrino Edward Bernays, que se hace un gran publicista.
César: Pues a mi justamente me parece que falta individualismo en esta sociedad...
Carla: Hasta el punto que gracias a la estimulación de los deseos mas intimos de la gente asociados a productos se puede manejar a la masa. Crea el deseo y transforma a la gente en maquinas clave para el progreso económico. Pone al deseo por encima de la necesidad y encauza la democracia de las masas.
César: mm
Carla: Hacia la satisfacción del yo. Haciendo funcionar la economía y haciendo del individuo algo "dócil" y "feliz". Con lo cual, una sociedad estable, controlada
.
César: Parece interesante.
Carla: Mientras la masa está controlada y sus deseos satisfechos, la élite puede continuar haciendo lo que quiera. Es muy interesante y relacionable con la actualidad.
César: Es que para mi, después de leer Kierkegaard y Sartre me interesa el individuo por encima de todo.
Carla: Ya..pero tienes que ver más filosofías.
César: Es lo más importante, la subjetividad. Pero creo que el existencialismo necesita focalizar más en las relaciones humanas para ser más correcto.
Carla: Ya, pero por mucho que diga Kierkegaard, el individuo por si solo no es la sociedad. En cierto modo, aunque si se controla al individuo se controla a la sociedad.
César: Exacto, pero el individuo necesita superarse a sí mismo y a la sociedad. La verdadera sociedad debería constituirse de ese individuo superado y su relacion con otros individuos, una sociedad más amplia. Es mi visión.
Carla: ¿Superarse a sí mismo? ¿Cómo?
César: De momento dejando de lado a esa misma sociedad, porque me parece que el condicionamiento es exagerado.
Carla: Pero, ¿cómo hacerlo?
César: Quizá alguien tiene que renovar el sistema educativo, y abrir los ojos a miles de jóvenes.
Carla: Ya
César: Es que soy un idealista, déjame soñar...
Carla: Pero no creo que el aislamiento sea lo mejor.
César: No, no, no te equivoques. Yo no quiero el aislamiento. Yo quiero un individualismo reconocido en una sociedad. Me parece que la mejor felicidad se halla en la vida en sociedad, pero esta sociedad no me parece correcta. Sueño con una sociedad que no condicione a las personas, sueño con unos individuos libres que puedan pensar por sí mismos, y reconocerse a sí mismos en los demás.
Carla: La felicidad es un estado de la mente, no se halla en las circunstancias. Cuando alguien se arregla, sale de compras, sale de fiesta y es feliz con eso, dicha felicidad no está en eso que hace, sino en la concepción que tiene de la felicidad y lo que cree que esas situaciones le aportan.
César: ¿Quieres decir que tenemos que seguir educando a los jóvenes para que esas cosas les hagan felices?
Carla: No. Quiero decir que el cambio de sociedad sólo está en el cambio de conciencia.
César: Evidentemente, pero, ¿cambiamos esa conciencia?
Carla: ¿Lo hacemos? No. Por eso es necesario que la juventud se de cuenta de lo que pasa, y que esa juventud abra los ojos a las futuras generaciones y así, juntos, construyamos algo mejor. Y tú, tú tienes que ser profesor de filosofía y mostrarles que ninguna filosofía tiene la verdad ni la solución para esto. Que tienen que hacer su propia filosofía a través de un compendio de todas las cosas buenas que cada una tiene, y de este modo construir el camino hacia una mejor sociedad, a partir del bienestar individual, no producido por la satisfacción de los deseos propios sino por el propio conocimiento que el sujeto tiene de sí mismo y de sus condicionantes.
César: Ah, eso es como música para mis oídos. Y ése es mi sueño, sí. Quizá, algún día, consiga escribir todo eso.
Carla: Ojalá ese escribir se convierta en vivir.
César: Poco a poco adopto todo eso en mi vida personal. Creo que me va bastante bien.
Carla: Oh, dime que cuando seas profesor me invitarás y daremos juntos alguna clase! Y aunque esté en la otra punta del mundo haciendo fotos, acudiré.
César: Sería genial, yo mientras consiga ser profesor no me cortaré en invitarte.
Carla: Lo conseguirás.
César: Y, ¿tú podrás llegar a tiempo desde Australia para dar una clase?
Carla: Sí, me meteré en la barriga de un canguro, me subiré al avión en canguro y luego iré saltando en canguro hasta el instituto. Y luego, repatriaré al canguro.
César: Jajajaja, me encantan los canguros.

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Antonio Machado

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