miércoles, 26 de mayo de 2010

7 días


Imagina haber vivido engañado... ¿Y si las horas duran 45 minutos y se toman 15 de descanso entre ellas? Es lícito decir que todos necesitamos descansar, un pequeño paréntesis...o uno grande si cabe. Pero, oh, si fuese tan fácil adormecer la consciencia en este constante ir y venir que es la vida. Lo que uno debe hacer es arrancarse los ojos, y posarlos sobre la estantería, junto a los libros...y dejar que se empolven con el tiempo... Mientras tanto, el lánguido cuerpo yace sobre cualquier superficie mullida, acurrucado en cualquier rincón oscuro, ensombrecido no por falta de luz, mas por la espesa negrura que mana de su lóbrega alma. ¿Qué es la vida? Acaso un nacer, caminar, construirse uno mismo sus propios principios...luego verlos desmoronados, y morir...morir de pena. En el fondo, qué somos sino marionetas del destino luchando por emanciparse de esos hilos que las llevan...hilos que levantan una mano a la alegría, un pie a la tristeza, pero que al final acaban llevándonos al mismo sitio: la muerte. Mientras tanto, en vida, experimentamos pequeñas muertes, si cabe más dolorosas que la finalísima. Paréntesis que, como digo, necesitamos en cierto modo, mas cuando éstos se prolongan pueden hundir al individuo en la más sucia de la miserias ocultando a su visión toda solución posible. Tal es la aflicción, tan paradógicamente holgazana y persecutoria, la apatía.

No hay comentarios:

El ojo que ves no es ojo porque tú lo veas; es ojo porque te ve.
Antonio Machado

Ellos leen...

Archivo del blog