
Quiero dedicar este poema,
a todos los hombres que amo
durante algunos instantes secretos.
A aquellos que a penas conozco,
no más que a sus diferentes destinos
y con los que no vuelvo a encontrarme.
A aquél que veo aparecer,
un segundo en su ventana
y que rápidamente se desvanece.
Pero cuya esbelta silueta,
tan delgada y elegante
observo florecer.
A los compañeros de viaje
cuyos ojos, encantador paisaje
hacen parecer corto el camino.
Solamente, tal vez, comprender
por qué les dejo marchar
sin haber acariciado su mano.
A aquellos que ya están cogidos,
y que, viviendo horas grises
presos de otra, son bastante diferentes.
Vosotros tenéis, la inútil locura
de estar abandonados a ver la melancolía
de un futuro sin esperanza.
Queridas imágenes vistas,
esperanzas frustradas de un día
estaréis en el olvido mañana.
Para las pocas veces que llega la felicidad,
rara vez son recordados
los episodios de un camino.
Pero si pierdo la vida,
recuerdo con ansia
los placeres vislumbrando.
Los besos que no me atreví a dar,
los corazones que debían esperarme
y los ojos que no he vuelto a ver.
Más tarde, en las noches de cansancio,
vienen a llenar la soledad
los fantasmas del recuerdo.
Lloro los labios ausentes,
de todos los que se cruzaron
y que no supe retener.
[Traducción alterada del orginal "Les passantes" de Georges Brassens]
a todos los hombres que amo
durante algunos instantes secretos.
A aquellos que a penas conozco,
no más que a sus diferentes destinos
y con los que no vuelvo a encontrarme.
A aquél que veo aparecer,
un segundo en su ventana
y que rápidamente se desvanece.
Pero cuya esbelta silueta,
tan delgada y elegante
observo florecer.
A los compañeros de viaje
cuyos ojos, encantador paisaje
hacen parecer corto el camino.
Solamente, tal vez, comprender
por qué les dejo marchar
sin haber acariciado su mano.
A aquellos que ya están cogidos,
y que, viviendo horas grises
presos de otra, son bastante diferentes.
Vosotros tenéis, la inútil locura
de estar abandonados a ver la melancolía
de un futuro sin esperanza.
Queridas imágenes vistas,
esperanzas frustradas de un día
estaréis en el olvido mañana.
Para las pocas veces que llega la felicidad,
rara vez son recordados
los episodios de un camino.
Pero si pierdo la vida,
recuerdo con ansia
los placeres vislumbrando.
Los besos que no me atreví a dar,
los corazones que debían esperarme
y los ojos que no he vuelto a ver.
Más tarde, en las noches de cansancio,
vienen a llenar la soledad
los fantasmas del recuerdo.
Lloro los labios ausentes,
de todos los que se cruzaron
y que no supe retener.
[Traducción alterada del orginal "Les passantes" de Georges Brassens]
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